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La ruta de ensueño entre acantilados y playas increíbles que puedes hacer en Cádiz: «Una joya escondida del sur de España»

El sendero se encuentra sobre un gran sistema de dunas que quedaron separadas del nivel del mar por procesos geológicos

L.V.

CÁDIZ

Hay rutas de senderismo que entran por los ojos. Y hay una, ubicada en el Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate, en la atractiva y visitada provincia de Cádiz, que se considera una joya escondida del sur de España...

Es el caso del sendero del Acantilado. Una de las vistas más espectaculares del Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate se encuentra en este sendero, que une la playa de la Hierbabuena con la de Los Caños de Meca.

El acantilado del Tajo o de Barbate es una espléndida muestra de las fuerzas de la naturaleza, en este caso la erosión que provoca el mar en el continente. Se eleva hasta algo más de cien metros sobre el nivel del mar, justo en las inmediaciones de la torre del Tajo, una almenara construida en el siglo XVI.

La ruta se encuentra sobre un gran sistema de dunas que quedaron separadas del nivel del mar por procesos geológicos. Sobre estas arenas el hombre ha plantado pinos piñoneros para impedir el movimiento de las arenas y obtener el producto estrella de este parque natural: los piñones.

Rutas

Sendero del Acantilado

  • Longitud: 7 km

  • Duración: 2 horas y 30 minutos

  • Dificultad: Baja

Numerosas aves utilizan el acantilado para anidar, por lo que no es extraño encontrar gaviotas patiamarillas o argénteas, palomas o grajillas, y otras pequeñas aves. También halcones peregrinos. Acompañando al pinar se puede observar una de las mejores masas de enebros marítimos que quedan en el litoral gaditano. Los brotes de agua, los caños, que de él emergen, son otro agente que contribuye a la creación de pequeños refugios.

El recorrido puede realizarse en los dos sentidos, teniendo como hito intermedio la Torre del Tajo, con sus imponentes panorámicas.

Tanto desde tierra como desde el mar, el acantilado constituye uno de los referentes más emblemáticos de este Parque Natural. Su pared, con más de cien metros de desnivel, es constantemente moldeada por los efectos de un mar abierto y un viento de levante que han permitido numerosos abrigos y oquedades, hasta convertirla en una privilegiada pajarera sobre el mar.

En mitad del recorrido, la Torre Vigía del Tajo, del siglo XVI, nos ofrece la oportunidad de conocer el patrimonio histórico de este espacio natural, y la flora del entorno, donde destaca el mayor enebral marítimo (Juniperus oxycedrus) mejor conservado, después del de Doñana.

Transitamos por el joven pinar de La Breña, cuyo propósito, en los años, fue detener el avance de la arena y aumentar la humedad del terreno, obteniendo a su vez uno de los productos estrellas de este parque, el piñón. Plantas como la lavanda, el romero o la melosa, nos perfuman nuestro agradable paseo.

Para finalizar, en descenso hacía Los Caños de Meca, otro espectáculo para nuestra vista, al fondo el Tómbolo de Trafalgar, barra de arena que une la isla al continente, resultado de las enfrentadas corrientes mediterráneas y atlánticas, y catalogado como monumento natural.

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